viernes, 29 de mayo de 2015

Memento mori - César Pérez Gellida

Edición: 1ª ed.
Publicación: Madrid: Suma de Letras, 2013
Descripción física: 582 p.; 23 cm.
ISBN: 978-84-9365-453-8
CDU: 821.134.2-31"19"
Signatura: N PER mem
Precio: 19 euros en la Casa del Libro


NOVELÓN CON BANDA SONORA

Con el retraso lector que llevo, ya no consigo recordar algunas veces cómo han llegado a mí los libros: entre los que compro, los que me regalan, los que me tocan en algún blog literario que sigo o en alguna red social, los que me envían los propios autores y demás, lo único que llevo al día es la fecha en la que los empiezo y los acabo, que me gusta hacer recuento de lecturas cuando acaba cada año. Total, que no consigo recordar si Memento mori me lo envió el propio César, si me lo compré yo o si me tocó en algún sitio, así que debe de hacer ya bastante tiempo que lo tengo. Y hace nada que lo he podido terminar.


Argumento y personajes

La acción tiene lugar en Valladolid, a finales del año 2010. Este simple hecho ya me pareció de por sí bastante original, porque estamos acostumbrados a que las novelas de crímenes y policíacas ocurran por lo general en ciudades grandes como Barcelona o Madrid; bueno, y por supuesto en cualquiera de los países nórdicos, que aquello fue todo un boom y durante una temporada parecía que no hubiera crímenes en ningún otro sitio.

En este caso, será la policía vallisoletana la que se deberá enfrentar a un caso de lo más inquietante: una mujer ecuatoriana ha aparecido muerta y, lo más llamativo, le han quitado los párpados y además le han dejado en la boca un papel con unos versos escritos. Muy pronto aparecerán más cadáveres, con características similares al primero, lo que llevará a la policía a pensar que se está enfrentando a un asesino en serie. Deberán recurrir entonces a varios expertos (un psicólogo y una lingüista) para intentar detener al asesino antes de que se produzcan más muertes. El inspector del departamento de homicidios encargado del caso será Ramiro Sancho, una persona honesta y muy profesional, al mismo tiempo que bruto como él solo; yo me partía de risa con sus expresiones y sobre todo con lo refranero que es, un tipo de lo más campechano. Arrastra una vida un poco tormentosa, porque vuelve a su ciudad de acogida (ya que él no es de Valladolid en realidad, sino de un pueblo de Zamora) tras haber estado destinado en el País Vasco una temporada, y tras un divorcio. El pobre a veces parece que no encuentra su lugar, pero es tan majo que no podremos evitar sentir simpatía por él desde el principio.

Sancho verá enseguida que se enfrenta a algo más complicado de lo que suponía en un principio, por lo que en la jefatura deciden recurrir a los servicios de Armando Lopategui (apodado "Carapocha" por las marcas que siendo niño le dejó en el rostro una viruela mal curada), uno de los famosos niños españoles de la guerra civil, que se marchó a la URSS, fue agente del KGB y de la Stasi, y ahora es un psicólogo experto en perfiles de asesinos, además de tener un pasado un tanto misterioso. Este personaje me gustó muchísimo, porque a través de él se cuentan cosas sobre la antigua URSS que me resultan de lo más familiar; y de vez en cuando suelta alguna expresión en ruso, que por supuesto también me resulta familiar. Y por último, la otra persona que ayuda a resolver el caso, aunque al principio se muestra un poco reticente, es la doctora Martina Corvo, experta en psicolingüística y cuya misión será intentar desentrañar los misterios de la mente del asesino a través del análisis de los poemas que va dejando en los cadáveres.

También tenemos, lógicamente, al asesino, que nació como Gabriel García Mateo pero tras serle retirada la custodia a su madre por malos tratos, pasa a ser adoptado por la familia Ledesma y cambia su nombre por el de Augusto, en honor al emperador romano por el que su padre adoptivo siente tanta admiración. Él se preocupó de darle una educación exquisita y lo introdujo en el mundo clásico; además al morir él y su mujer (en un accidente de tráfico, aunque a mí me queda la sospecha de si no sería el propio Augusto quien mató a sus padres adoptivos), pasa a ser el heredero de todos sus bienes, lo que al tratarse de un matrimonio muy acomodado, hace que Augusto quede en una posición bastante envidiable. Además de ser muy culto y dedicarse a un trabajo creativo como es el diseño gráfico, nuestro asesino es todo un hacha con la informática y se relaciona con los mejores piratas a nivel mundial; aunque eso sí, todo esto es virtualmente, porque las relaciones cara a cara ya le cuestan bastante más, y de hecho se suele relacionar de manera personal con poquísima gente aparte de con sus "compañeros" de bebida y drogas con los que suele coincidir en el Zero Café.


Mis impresiones

Tengo que decir que esta novela engancha, y además ya desde el principio. Cuando conocemos el hallazgo del primer cadáver y nos cuentan que el asesino le ha quitado los párpados, y que incluso los policías más experimentados se horrorizan al ver a una persona muerta y con la mirada fija en ellos, no podremos evitar sentir un escalofrío pensando en qué pasará por la mente de una persona para poder llegar a hacer algo así; pero al mismo tiempo necesitaremos seguir leyendo sin remedio, para saber cómo continúa la historia.

Cuando vi que se nos desvela la identidad del asesino desde prácticamente el principio de la novela, pensé que eso quizá le quitaría interés; todos conocemos las famosísimas novelas de, por ejemplo, Agatha Christie, que nos tienen en vilo hasta el final porque mientras las leemos no paramos de darle vueltas a quién habrá cometido el crimen, y por qué, y cómo lo habrá hecho; pero en realidad en Memento mori es todo lo contrario y la trama no pierde interés en ningún momento, porque esto está muy bien desarrollado. En realidad nos pasará todo lo contrario, porque la historia se va desarrollando desde el punto de vista tanto del narrador como del propio asesino, así que en muchos momentos sabremos lo que va a pasar, antes de que la propia policía lo averigüe. Claro que esto a veces provoca bastante estrés al leer, sobre todo cuando nos empezamos a temer algunas de las cosas que van a ocurrir, que en más de una ocasión nos darán ganas de llamar corriendo a la comisaría de Valladolid para que avisen al inspector Sancho...

El apartado de los personajes se merece, sin lugar a dudas, un diez. César consigue que nos los imaginemos perfectamente, que comprendamos lo que pasa por sus mentes (incluso por la mente del asesino en más de una ocasión), que empaticemos con ellos... En resumen, que son totalmente creíbles, y por ejemplo en el caso del asesino, esto precisamente nos hará plantearnos que puede que haya personas como él sueltas por ahí; da un poco de agobio, la verdad. Pero sin duda me quedo con los diálogos entre Sancho y Carapocha; en un principio nos parecerá que tienen caracteres totalmente opuestos y que no van a poder trabajar juntos ni de lejos, pero esos momentos en los que seremos testigos de sus charlas dialécticas son para mí de lo mejor de la novela. Además tendremos ocasión de meternos en la mente de Augusto y de comprender cuáles son las motivaciones que lo llevan a cometer sus crímenes (o al menos a intentar comprenderlas, porque matar a alguien, por mucha motivación que uno tenga, no es cualquier cosa). A medida que vayamos avanzando en la lectura veremos que la vida de Augusto no ha sido nada fácil desde sus inicios; que conste que por supuesto no lo justifico, pero al conocer con más detalle su vida nos daremos cuenta de por qué hace las cosas que hace...

Por otro lado, una de las cosas que más me gustó del libro es que todo él encierra no solo una historia, sino una auténtica banda sonora, empezando por cada capítulo, que contiene una clave de Fa y una cita que después averigüé que se corresponde con la letra de una canción. Augusto es todo un melómano, y tendremos ocasión de descubrirlo a lo largo de toda la novela, desde la música que le gusta escuchar cuando está solo en casa o cuando comete sus crímenes, hasta la que ponen en el Zero Café, lugar que existe realmente en la ciudad de Valladolid y que Augusto frecuenta con mucha asiduidad. A través del asesino haremos un recorrido musical de lo más variado, que incluye a artistas como Bunbury, Placebo, Love of Lesbian, mis adorados Rammstein con entre otras Spieluhr, que es por cierto una de mis canciones suyas favoritas (aunque ya alguien me comentó que cómo no va a ser Augusto un psicópata si escucha a Rammstein; un poco radical el comentario, pero ahí lo dejo...), Leonard Cohen, o incluso a clásicos como Carl Orff o Mozart. Y de la mano del autor (re)conoceremos muchos rincones de Valladolid; algunos de ellos por cierto me los he anotado en la lista de sitios pendientes para visitar la próxima vez que vaya por allí.

Por cierto, Memento mori significa en latín "recuerda que morirás", y a propósito de esto diré que en el libro hay intercaladas multitud de citas en este idioma. Como en el libro en formato electrónico era un dolor ir yendo y viniendo al final para saber qué significaba lo que ponía en las notas, me puse como reto intentar traducir sin ayuda las que aparecían en latín; así que además el libro me sirvió también para hacer un ejercicio mental de recuerdo de mis clases de latín. Con el resto de notas menos las que estaban en ruso me tuve que esperar hasta llegar al final para saber qué era lo que significaban; desde luego, en casos como este es cuando más me gusta seguir con mi tradición de leer libros en papel. Pero al menos no son cosas de las que tengas que saber el significado para no perderte; no afectan en realidad a la trama, aunque confieso que me habría gustado tener las dichosas notas más a mano.


Conclusión

Como supongo que habréis intuido, está claro que recomiendo esta novela sin ningún género de dudas. Me gusta mucho la novela negra y he leído unas cuantas, y aunque pudiera parecer que ya está todo dicho, tengo que reconocer que Memento mori me ha sorprendido y me ha parecido una de las novelas negras más originales que he tenido ocasión de leer. Si os gusta este género, desde luego no os la podéis perder, en caso de que no la hayáis leído ya. E incluso si la novela negra no es vuestro género favorito, yo le daría una oportunidad; siempre os la podéis tomar como una novela policíaca y de suspense, que también tiene su ración de las dos cosas. En cualquier caso, yo no me la perdería por nada del mundo.

Solo me queda decir que la novela me ha encantado, me ha mantenido pegada sin remedio a sus páginas desde el principio hasta el final, y que además en ella se juntan dos de las cosas que más me gustan en la vida: la lectura y la música, así que no se le puede pedir más. Después de que, al poco de haber empezado a leerla, me enteré de que es una trilogía, ya tengo más que claro que me leeré las dos siguientes entregas, porque si son solo la mitad de buenas que esta primera parte, desde luego la historia promete. Y es que el final es tan espectacular, que te quedas con ganas de más.

martes, 26 de mayo de 2015

Sorteo de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Volvemos con una edición del concurso Entretelibros de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, en esta ocasión la 393. La pregunta de la quincena es la siguiente:


¿En qué cuento de Daniel Moyano notaba Mario Benedetti la influencia de Franz Kafka?

Para los que queráis participar, el plazo está abierto desde el día 26 de mayo. Si conocéis la respuesta y queréis animaros con el concurso, podréis entrar en el sorteo de un lote de libros de varias editoriales. ¡Suerte!

Caja negra - Francisco Narla

Edición: 1ª ed.
Publicación: Barcelona: Planeta, 2015
Descripción física: 352 p.; 24 cm.
ISBN: 978-84-95070-94-4
CDU: 821.134.2-31"19"
Signatura: N NAR caj
Precio: 18,90 euros en la Casa del Libro





EN VILO

La última vez que coincidí con Francisco Narla fue en una de las muchas presentaciones que hubo el año pasado de su novela Ronin. Allí acabé hablando con su agente literario y no recuerdo cómo surgió el tema, pero le pregunté si sería posible hacerse con el resto de novelas de Francisco. Me faltaban únicamente Los lobos del centeno, que fue la primera, y Caja negra, que se ha pasado meses esperando su turno y en ese lapso hasta les ha dado tiempo a sacar una nueva edición, esta vez de la mano de Planeta, a raíz de la tragedia aérea de la compañía Germanwings en los Alpes el pasado mes de marzo.

Por cierto, para no llevar a nadie a equívocos, aunque la edición que yo leí fue la original, he puesto tanto la portada como los datos bibliográficos de la nueva, ya que la mía está descatalogada.


Argumento y personajes

Para que os hagáis una idea mejor de lo que trata el libro, os pongo el resumen que aparece en la propia contraportada:
Un piloto de línea aérea deja tras de sí un rastro de muerte y sangre: asesinatos, mutilaciones... Bangkok, Buenos Aires, San José, Nueva York... Las ciudades de medio mundo son el macabro escenario de las perversiones de un trastornado.
Un parapsicólogo aficionado graba unas inquietantes psicofonías que son la primera pista para resolver un misterio que no debería ser desvelado; una leyenda celta olvidada, un pozo sagrado, una familia maldita...
Ambas historias, separadas por más de tres décadas, parecen no tener conexión alguna. Sin embargo colisionarán impulsadas por una fuerza maligna y arrolladora que no debería haber sido liberada.
Como vemos, el libro cuenta dos historias diferentes. Por un lado tenemos a Thomas Rye, un piloto que aprovecha sus viajes por diferentes puntos del mundo para cometer sus crímenes. Todos ellos parecen tener características comunes debido, principalmente, al estado en el que quedan los cadáveres, todos ellos mutilados de alguna manera; pero ¿cómo es posible que estén conectados dos asesinatos cometidos en un breve lapso en dos puntos opuestos del mundo? La policía intenta relacionarlos, pero parece inconcebible que los haya cometido la misma persona. Y por otro lado conoceremos a Sinesio Amorós, un aficionado a la parapsicología que consigue grabar, en una capilla de Dúbriga (la ciudad gallega en la que vive), unas psicofonías de lo más misteriosas. A través de él iremos descubriendo el misterio que rodea a esta pequeña capilla, además de que conoceremos detalles sobre el mundo de la parapsicología, e incluso sobre uno de los casos más conocidos en España, el de las caras de Bélmez.

Aparecen algunos otros personajes "secundarios" como el resto de pilotos que acompañan a Thomas en sus viajes, los policías que llevan el caso de uno de los asesinatos, las personas asesinadas (de ellas conoceremos menos detalles pero también el autor nos las describe), Rosalía, la amiga de Sinesio que lo ayuda a descubrir los misterios de la capilla de Dúbriga... Y también aparecerá un personaje que, aparentemente, no tiene nada que ver con la historia: se trata de Takeda, un japonés estudiante de literatura que cuando apareció me despistó muchísimo; pero al leer la novela descubriremos que Francisco no deja ni un solo cabo suelto, como siempre.


Mis impresiones

Tenía curiosidad por leer esta novela, básicamente para saber cómo había sido la evolución de Francisco. Él mismo, cuando le dije que iba a intentar hacerme con sus dos novelas anteriores, me dijo que tuviera en cuenta que eran las primeras y que no fuera demasiado mala con él. Y hace algunas semanas, cuando estaba previsto que se lanzara la nueva, Donde aúllan las colinas, nos llevamos una sorpresa porque a través de su agente literario nos enteramos de que la editorial había decidido relanzar Caja negra debido a las similitudes de la historia con lo que ocurrió en aquel avión en los Alpes. Así que estaba claro que en algún momento nos íbamos a encontrar en la novela con un piloto que estrella un avión, pero ¿cuándo exactamente sería eso? Según iba avanzando en la lectura no lo tenía muy claro, pero en el momento en el que empecé a sospechar cuándo ocurriría, casi se me cae el libro de las manos.

El caso es que la novela me ha sorprendido porque, aunque tanto Assur como Ronin son de las mejores lecturas que he hecho en mi vida, la verdad es que Caja negra no tiene nada que envidiar a estas dos; no sé si será porque ya iba predispuesta, al saber quién la había escrito, pero me atrevería a decir que aquí ya se intuye el estilo tan característico de Narla, al que ya nos tiene tan acostumbrados: es un estilo muy elegante, con un uso impecable del lenguaje, siempre utilizando la palabra correcta (sobre esto tuvimos precisamente una charla el día de la presentación de Ronin, en la que nos puso ejemplos de frases de significado igual pero utilizando palabras diferentes, para que nos diéramos cuenta de cómo hay muchas maneras de decir una misma cosa); pero sobre todo destacaría de él que tiene siempre un cuidado increíble en lo que se refiere a los detalles, no solo en los personajes sino en las descripciones de los lugares o de las situaciones que van ocurriendo en la novela. Nos resultará muy fácil meternos de lleno en la historia, precisamente gracias a esto; así que intuyo que, a pesar de que él insista en el hecho de que sean sus primeros escritos, con Los lobos del centeno me encontraré con este mismo cuidado a la hora de escribir, que como digo es tan característico en él.

Hubo un detalle que me gustó bastante, aunque en realidad no habría hecho falta recurrir a él porque es imposible perderse durante la lectura; en todo momento tendremos claro dónde nos encontramos y en qué época (indicaros que la historia de Thomas tiene lugar en 2010 y la de Sinesio en 1977, y durante la lectura iremos continuamente dando saltos principalmente entre estas dos fechas). Y es que el autor indica, al principio de cada capítulo, el año en el que nos encontramos; además las cifras aparecen en la página dispuestas en vertical, que me pareció muy original o al menos yo no lo había visto nunca así. De todas formas esto aparece únicamente en la edición de hace años; la edición nueva salió a toda prisa y decidieron hacerlo en el formato convencional.

Otra cosa también de agradecer es el hecho de que, a pesar de que Francisco es piloto, en los capítulos en los que describe la rutina de a bordo no se entretiene en detalles que al resto de los mortales nos suenan a chino. Todo lo contrario, lo explica de manera bastante accesible y, es más, yo diría incluso que, conociendo más de cerca algunos de los detalles que rodean a la tripulación y a sus rutinas a la hora de volar, puede que hasta te dé algo menos de respeto esto de volar. Claro que lo del piloto psicópata es otra historia, pero también se supone que no siempre nos vamos a encontrar a uno a bordo de un avión...

Al principio de la lectura fui un poco a la expectativa de ver lo que me iba a encontrar, y por más que avanzaba no podía llegar a imaginarme cómo sería posible que dos historias tan distintas, la de Thomas y la de Sinesio, llegaran a cruzarse en algún momento. Entre eso y que las dos historias ya digo que se van más o menos alternando en cada capítulo, siempre que terminaba uno me quedaba con ganas de seguir leyendo para ver qué pasaba en el siguiente. Y al final me tuve que poner seria, porque ya le comenté a Francisco que hubo un día en el que casi me pillan mis jefes leyendo en la oficina, así que con toda mi fuerza de voluntad tuve que dejarlo para los ratos en los que no estuviera trabajando; y la verdad es que me costó bastante tener que hacerlo. Los pasajes en los que se habla de las psicofonías que graba Sinesio en la capilla no son aptos (creo yo) para leerlos por la noche, o estando medio a oscuras de noche en casa, o si estamos solos, porque con alguno de ellos se me llegó a poner la carne de gallina. Y los pasajes que nos hablan de Thomas también tienen lo suyo. La verdad es que el autor consigue meternos en la historia casi desde el principio, sin lugar a dudas.
Y, como siempre, algo que a estas alturas creo que debe de ser lo habitual en las novelas de Francisco Narla, al final se incluye un cuaderno de notas, en el que veremos que aparecen algunas aclaraciones sobre por qué el autor ha hecho o ha contado las cosas de una manera y no de otra, o incluso a veces pidiendo perdón a los expertos por haberlas hecho así. De esto nos habló largo y tendido en la presentación de Ronin, y es que él es extremadamente cuidadoso con todos los detalles, hasta el más pequeño que podamos imaginar; pero a veces se ve en la obligación de tomarse ciertas licencias, claro. Y por eso en ocasiones pide perdón, porque piensa que los lectores solemos ser exigentes, y que al haberlos de todos los pelajes, lo más posible es que haya quienes sean expertos en tal o cual campo; con lo que no le apetecía que lo pilláramos ni en el más mínimo error, y es por eso por lo que le lleva tantísimo trabajo la fase de documentarse a la hora de escribir sus novelas.


Conclusión

A estas alturas ya os imaginaréis que sin duda recomiendo esta novela. En el caso de Assur y Ronin hubo gente que me dijo que no se atrevía a animarse con ellas porque los tochos de casi mil páginas les daban un poco de respeto. Pero en este caso no hay excusa, que Caja negra es bastante más corta. Supongo que también habrá quien se anime a leerla por el morbo de lo del accidente de Germanwins, que ya sabemos que hay gente para todo; en mi caso ya tenía la novela desde mucho antes de que ocurriera el accidente, pero lo que está claro es que, a pesar de las semejanzas, en realidad ese pasaje no es desde luego lo más importante en la trama.

Cuando se acercaba el final y empecé a intuir lo que podía ir a pasar, menos mal que fue un viernes y ya había salido de trabajar, porque ya sí que tuve que seguir leyendo del tirón hasta la última página para ver si se confirmaban mis sospechas, como así fue. En cualquier caso, creo que si os animáis a leerla disfrutaréis muchísimo de una historia en la que hay un poco de misterio, algo de repelús (la parte de las psicofonías y aquella en la que cuenta algunos detalles sobre las caras de Bélmez me impactó), cosillas sobre aeronáutica, aunque sea en plan de andar por casa, y leyendas misteriosas de esas que hay tantas por Galicia y que a Francisco tanto le gustan.

viernes, 22 de mayo de 2015

Habitaciones cerradas - Care Santos

Edición: 1ª ed.
Publicación: Barcelona: Planeta, 2012
Descripción física: 493 p.; 24 cm.
ISBN: 9788408003816
CDU: 821.134.2-31"19"
Signatura: N GRA cor
Precio: 9,95 euros en la Casa del Libro







LÍOS FAMILIARES PARA OLVIDAR

Creo recordar que este libro lo descubrí allá por 2012, si no recuerdo mal. Leí unas cuantas reseñas positivas, algunas incluso bastante positivas; de hecho hubo gente que me dijo que Habitaciones cerradas había sido su mejor lectura de aquel año, así que tenía mucha curiosidad por leerla. Y un día me llegó la oportunidad a través de Twitter: sorteaban varios ejemplares entre los seguidores de la editorial, y cuando ya me había olvidado del tema, me llegó un mensaje suyo comunicándome que había sido una de las agraciadas. Esto fue hace ya más de dos años, pero como llevo tal retraso lector, no ha sido hasta hace poco que por fin la he podido leer.


Argumento y personajes

La historia de la familia protagonista (los Lax) tiene lugar en varias épocas, pero la mayor parte de la acción se desarrolla siempre en la ciudad de Barcelona (y algo menos en Italia). Así que tendremos ocasión de conocer la historia de la ciudad con todo lujo de detalles, desde más o menos principios del siglo XX hasta el momento actual.

Todo comienza cuando Violeta recibe una carta extraña, de alguien a quien no conoce de nada, pidiéndole que viaje a Italia porque le han dejado en herencia algunos cuadros de Amadeo Lax, que era pintor y además el abuelo de Violeta. La verdad es que con este principio ya nos quedamos con la intriga de saber más y sentiremos curiosidad por enterarnos de la historia, de qué pasa con la herencia y de qué narices pinta una señora que vive en Italia y que nuestra protagonista no sabe ni quién es; pero no puedo evitarlo, siempre que pasan cosas como esta me llama mucho la atención la facilidad que tienen algunas personas para liarse la manta a la cabeza y mandar a la porra su trabajo, sus obligaciones y sus cosas y hala, marcharse de viaje así como si nada. Pero bueno, esto son manías mías.

Partiendo de este hecho iremos conociendo más detalles sobre la adinerada familia Lax, tanto a través de los personajes del siglo XXI como a través de los del XX. La saga familiar la comienza Rodolfo, que se casa con Maria del Roser (el nombre de este personaje aparece todo el tiempo en el libro tal cual, Maria, sin tilde, así que supongo que en catalán es así). La pareja tiene tres hijos: Amadeo (el pintor), Juan (el hermano modélico en todos los sentidos) y Violeta (de la que pronto conoceremos su destino trágico).

Amadeo se casa con Teresa Brusés y tienen a Modesto, que a su vez con Valerie, de la que está divorciado, tiene a Violeta; ella es la gran protagonista de la novela, y será a través de ella como iremos conociendo la historia de la familia. Violeta vive en Estados Unidos, pero vuelve a España para remodelar la casa familiar, que está previsto que se convierta en un museo dedicado a la obra de su abuelo; y cuál será su sorpresa cuando, en plenas obras, descubren que detrás del mural pintado en una de las paredes hay una puerta secreta tras la cual encuentran algo que jamás se habrían imaginado... No recuerdo si en el resumen de la contraportada especifican qué es concretamente lo que encuentran, así que por si acaso no lo desvelaré aquí, que no me gusta destripar cosas ni aunque aparezcan en la contraportada.


Mis impresiones

Una de las cosas que más original me pareció de esta novela es que iremos descubriendo la historia y los misterios de la familia Lax a través de contenidos de diferente formato; me explico. No solo tendremos la narración "normal", unas veces en tercera persona y otras veces en primera (me pareció que los que hablan en primera persona son los fantasmas de los habitantes que ha habido en la casa en diferentes momentos), sino que en la lectura se irán intercalando cartas, correos electrónicos, noticias de periódico, análisis de cuadros pintados por Amadeo, expedientes... Cada cosa con su estructura correspondiente, lo que se reflejará también en la estructura de las páginas y en la tipografía. Por ejemplo, la narración normal aparece en texto normal; los correos electrónicos con el encabezado del remitente, el destinatario, la fecha y el asunto; los análisis de los cuadros de Amadeo con el título de la obra, la fecha y el comentario correspondiente... Yo le tengo un poco de manía a esto de que cada cosa aparezca en una tipografía distinta, o con una estructura distinta; pero en este caso la autora no lo hace porque sí, y la verdad es que queda bastante conseguido y además hay que tener en cuenta que tiene todo el sentido del mundo.

En cuanto a los personajes, todos ellos están perfectamente retratados; y no me refiero solo a los miembros de la familia Lax, sino también a los miembros del servicio (en especial a Conchita, la fiel criada durante décadas), a través de los cuales también conoceremos bastantes detalles familiares. Quizá a simple vista pueda parecer un lío con tanto personaje, porque hay unos cuantos, pero enseguida nos haremos con ellos y no tendremos esa sensación de estar perdidos sin saber de quién nos hablan o a quién le está ocurriendo algo. Aunque es cierto que iremos continuamente dando saltos en el tiempo, pero creo que el hilo se sigue bastante bien y no llegaremos a perdernos en ningún momento, o al menos a mí no me dio esa sensación.

En un principio podríamos pensar que Rodolfo y Maria del Roser no pegan para nada, pero el caso es que forman una pareja muy bien avenida y muy querida por todo el mundo: él es un importante empresario de Barcelona, que da trabajo a muchísimas familias y además presume de conocer uno a uno a todos sus trabajadores; y ella es una mujer adelantada a su tiempo, independiente y de armas tomar. A mí me pareció una pareja de lo más entrañable. Sus tres hijos no pueden ser más diferentes, como iremos viendo a lo largo de la lectura. Amadeo es el típico con carácter de artista, muy soberbio y altanero, aunque veremos que todo tiene su razón de ser. Su hermano Juan es el polo opuesto, con un gran corazón y desde luego sin nada que ver con Amadeo. Y Violeta, la pequeña de la familia, que es la niña mimada y querida por todos.

De Modesto y Valerie, que ya he mencionado que son los padres de Violeta (no la hermana sino la hija del pintor), sabremos precisamente a través de ella misma. Leeremos pasajes en los que se reúne con su padre, y principalmente los correos electrónicos que se cruza con su madre. Y la verdad es que a través de estos correos será como mejor vayamos conociendo la historia de la familia Lax, pero es que a mí se me atragantaron estas partes un montón de veces. Igual que con lo de la gente que se marcha de viaje alegremente y deja aparcado el trabajo, que me parece algo sin mucho sentido (al menos para los que tenemos una vida normal y corriente, claro), me pasó algo parecido con los correos que se cruzan madre e hija. Vale que eran primordiales para conocer la historia de la familia y de paso detalles de ellas dos, pero es que me parecieron las dos unas petardas y unas marujas, así de claro. No sé, las conversaciones que tienen por correo no me llegaron nada, me parecieron muy superficiales y además no tengo claro que alguien realmente "hable" así cuando utiliza el correo electrónico. A lo mejor es que mi madre y yo somos bastante más campechanas, pero de verdad que por mucho que volviera a releer los correos que se cruzan Violeta y Valerie, no me imagino ni de lejos tener conversaciones semejantes con mi madre. Aparte de que bueno, de nuevo serán manías mías, pero cuando vi que en varias ocasiones Violeta firmaba sus correos, o los demás (no solo su madre) se dirigían a ella como "Vio" o "Violín" ya me cayó mal, qué le vamos a hacer...

El caso es que Violeta es la experta de la familia (en realidad es la mayor experta del mundo) en la vida y obra de su abuelo, así que no tendremos más remedio que "aguantarla" para irnos enterando de todo, incluidas las cosas que ella aún desconoce y que iremos conociendo también de su mano. Y desde luego la historia de esta familia y todo lo que les pasa da para una enciclopedia entera. Eso sí me pareció más interesante, ir descubriendo los secretos familiares al mismo tiempo que me enteraba de las cosas que pasaban en la Barcelona de aquella época, porque aunque imagino que la novela está más bien encuadrada en el género de las sagas familiares, tiene también su puntito de novela histórica y además muy bien documentada para que no quede ningún cabo suelto. Eso hay que reconocer que la autora se lo ha trabajado y mucho. Pero en fin, que la Violeta pequeña y su madre se me atragantaron y no hubo manera de que me hicieran cambiar de opinión; no lo puedo evitar, cuando un personaje de un libro o de una película se me atraviesa, ya la hemos liado porque no consigo quitarme esa sensación. Aunque bueno, en parte la literatura consiste en crear personajes que transmitan algo, ya sea buen rollo o asco o incluso odio, no sé.


Conclusión

Quizá la culpa ha sido de que yo misma tenía el listón demasiado alto después de las reseñas tan positivas que había leído; siempre digo que esto puede ser peligroso porque a veces te llevas chascos, como me ha pasado a mí con esta novela. Aunque tengo sentimientos encontrados con ella: por un lado me ha parecido que la autora ha tenido una forma muy original de irnos presentando los detalles con eso que os comentaba de utilizar diferentes formatos para mostrar los contenidos (expedientes laborales, noticias en prensa, correos electrónicos, narración pura y dura...), y desde luego si te gustan las sagas familiares con un toque de historia (me refiero a historia real) seguro que lo disfrutas; además con el añadido de que también tiene un poquito de misterio. Y para rematar, tanto si ya conocemos Barcelona como si no, podremos recorrerla de la mano de Care Santos como si estuviéramos allí mismo.

Está claro que la novela tenía en principio todos los ingredientes para que me fuera a gustar, y además no está mal escrita, que eso siempre se agradece. Pero no sé, no me ha llegado a enganchar como para querer seguir leyendo sin parar y así poder enterarme de lo que le iba pasando a la familia. Es más, no solo no me ha terminado de enganchar sino que he tardado bastante en leerla, porque me daba pereza seguir con ella y he ido intercalando otras cosas. A veces terminas de leer un libro y te sientes un poco huérfano, pero en el caso de Habitaciones cerradas fue casi alivio lo que sentí al ver que por fin había terminado con él. Y de hecho no hace ni dos semanas de aquello, y con la buena memoria que suelo tener, ya hay muchos detalles de la historia de los que ni me acuerdo...